Independencia financiera. Con esto nos referimos a que pueda tener la capacidad de comprar algo que necesita o quiere. Que pueda salir de la situación en la que se encuentra si no le conviene, ya sea de trabajo o familiar. Esto puede conseguirlo ya sea trabajando y produciendo dinero por ella misma, o con un esquema que funcione para ella si ha decidido trabajar en casa con la familia. Una mujer debe poder ser libre de volar si así lo requiere un día. Ojo, este consejo me lo dio mi suegra antes de casarme hace casi 15 años y siempre le estaré agradecida. Debo confesar que no lo entendí del todo, pero con los pasos de los años lo he comprendido e interiorizado.
Una pasión. Algo que ame hacer, algo que la haga sentir viva. Que la haga sentir útil y donde su talento se haga notar. Si no es su trabajo, porque no todos tenemos la dicha de trabajar en nuestra pasión, pues que sea su hobbie. Esto le dará fuerza interior. Mantendrá su alma viva. Esa pasión de vivir. Cuándo lo encuentre, que no lo deje ir. Ni lo negocie. Hasta sus hijos se lo agradecerán cuando sean mayores, pues mantendrá a sus madres felices y ella les habrá enseñado una gran lección de ser fiel a lo que les gusta. Una mujer tiene derecho a sentir pasión de vivir.
Un grupo de apoyo. Una red de apoyo. Una tribu de apoyo. Como quieras llamarle, un grupo de amigas, mujeres, a quién puedas recurrir en caso de alguna duda, de necesidad de aliento o de un desahogo. Con quien salir a recargar fuerzas. Con quien sentirte humana. Cuando vemos que las demás pasamos situaciones semejantes hacemos que nuestros “problemas” se hagan más dimensionales, lo vemos más como algo por lo que debemos pasar para crecer. He tenido la dicha de tener grupos de apoyos increíbles, esa tribu de mujeres maravillosas en cada una de las etapas de mi vida. Y espero en Dios que así sea siempre. Ojo, esta red de apoyo, puede estar compuesta de mujeres de todo tipo de backgrounds y de edades, eso lo hace aún más rico! Una mujer tiene derecho a necesitar ayuda alguna vez.
Un lugar que sea su santuario de paz. Lo ideal es que sea su hogar. Que cree ese espacio donde pueda sentir esa tranquilidad, esa seguridad. Dónde pueda estar en silencio, meditar. Hablar con ella misma. Que siente que pertenece. Que se sienta segura. Un lugar donde pueda escaparse de todo, y al cual pueda volver. Si por alguna razón no es su hogar, pues un lugar, un país, una ciudad, donde encuentre esa serenidad. Ese sentimiento de plenitud. Toda mujer tiene derecho a pertenecer.
Alguien que la ame incondicionalmente. Toda mujer tiene derecho a sentirse amada por quién ella es, no por lo que hace, no por lo que representa, si no por su esencia, por quién ella es. Esa persona debe hacerla sentir que es su prioridad. Que no mendigue su tiempo, su amor. Este debe fluir de manera natural, no forzado, pues el amor es así espontáneo, libre. Ojo, con esto no digo que esa persona es la responsable de hacerla feliz, pues la felicidad es responsabilidad de una misma. Pero que sienta que la aman, toda mujer tiene derecho a ser amada.
Una buena terapeuta. Debemos mantenernos sanas y eso incluye a nivel físico y a nivel emocional y mental. Alguien a quién recurrir cuando todo lo descrito anteriormente no parece ser suficiente. Entonces, tal vez necesitamos un apoyo más profesional. Esto no nos hace ser menos fuertes, ni menos cuerdas, nos hace más humanas. Así que tengan siempre a mano un buen terapeuta. Pienso que todo el mundo en algún momento de su vida debe hacerse el favor e ir a un terapeuta. Cambia la perspectiva de todo. Su estabilidad emocional se los va agradecer. Al igual que su familia. Toda mujer tiene derecho a la sanidad mental.