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Días Buenos, Días No Tan Buenos

 

 

Una de las cosas que personalmente a mi me dan más trabajo de procesar y aceptar es el hecho de que hay Días Buenos y otros No Tan Buenos. Y que en realidad eso es lo que es vivir. Pues no depende de nosotros lo que sucede, pero como hemos leído en varias ocasiones lo que sí podemos controlar es como reaccionamos a lo que nos sucede.

Dicha la verdad sea, es mucho más fácil y bonito leerlo y decirlo que realmente ponerlo en práctica. Porque como humanos somos seres emocionales y no siempre logramos controlar dichas emociones ni las reacciones que ellas van a ocasionar en nosotros.

A eso hay que sumarle el hecho de que como entes psicológicos también hemos venido aprendiendo y condicionándonos a estas reacciones. Por lo que para aprender a reaccionar de otra forma más beneficiosa tanto para nosotras mismas como para quienes nos rodean es precisamente eso lo que tenemos que hacer: reaprender y descodificarnos, lo cual sí suena mucho más complejo que la frase “sí podemos controlar como reaccionamos a lo que nos sucede”.

En lo particular, es algo que ejercito todos los días desde que he interiorizado y entendido que esto es de esta forma y que realmente se puede modificar esta conducta de cómo reaccionamos a lo que nos sucede. Aunque no siempre lo logremos me consta que se puede mejorar.

Estas son algunas de las cosas que me ayudan a mejorar la forma en qué reacciono:

  • Pienso y respiro antes de responder, para que no sea reaccionar.
  • Me repito que aunque quiera tener el control de todo, sí soy control freak en recuperación, solo Dios controla la totalidad, el control que nosotros creemos que tenemos de las cosas es una mera ilusión.
  • Me ayuda muchísimo salir a caminar, correr, tomar aire fresco en los días no tan buenos. Sobre todo porque me ayuda a alejarme de la situación que tal vez la creo. Con eso no trato de huir, eso es diferente. Solo alejarme, para tratar de verlo desde fuera con más calma.
  • Compartir con personas que quiero  y hablar de cosas diferentes a lo que me está sucediendo en ese momento.
  • Escuchar música que me guste a todo volumen.
  • Organizar gavetas, closets, recoger regueros.

Hoy precisamente estaba hablando eso con mi hija mayor. Donde me decía que yo peleo mucho. Me detuve y le pregunté que a qué ella se refería con que peleaba mucho, me dijo la forma en que me dices las cosas. Lo analicé y le dije tienes razón. Es algo que no había tomado el tiempo de pensar. Le dije: lo siento, a partir de hoy haré mi mayor esfuerzo porque no sea así. Te pido disculpas, pues ahora que me lo dices, es la manera en que mi madre me decía las cosas a mi y es lo que he repetido. A lo que me preguntó por qué mami? Le dije probablemente su madre también le decía las cosas así a ella. Pero eso no tiene que seguir así, si entendemos que no es lo correcto. Yo a partir de ahora estaré mas consciente de cómo te digo las cosas y juntas lo lograremos para que tú puedas hablarle con más amor a tus hijas.

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Ese trataré de que sea parte de mi legado para ellas. Una forma más amorosa de cómo corregir. Qué será fácil, no? Que es posible, estoy segura que sí. Tal vez de esta forma también voy aprendiendo a la vez que les voy enseñando a aceptar de mejor forma el que haya Días Buenos y Días No Tan Buenos, y que la actitud que tengamos en ellos es lo que determina el cúmulo de momentos felices al final de nuestras vidas.

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