Los cambios son parte esencial de la vida, de hecho, son lo único constante, aunque suene un tanto contradictorio.
Cuando salí de mi trabajo hace dos años y medio, me sentía con deseos de dedicarle un tiempo a mi maternidad, disfrutarla plenamente, dedicarme cien por ciento a estar en casa con mis hijas. Esto lo había soñado desde mucho antes de casarme, (ni siquiera novio tenía) en esa época donde estamos haciendo grandes planes de la vida.
Recuerdo que tenía todo claramente planificado, estudiaría una carrera luego una maestría en el extranjero y luego me casaría. Cuando tuviera hijos dedicaría los primeros dos años de sus vidas a estar con ellos.
Cuando llegó el momento, unos 12 años después, las cosas no eran tan sencillas como las había pensado, o en realidad como puedo verlo ahora, uno es que se empeña en complicarla, porque la verdad es que podía haber renunciado y dedicarle ese tiempo como pensado a mis hijas, y comida no me hubiera faltado. Pero ahí vienen todos esos paradigmas y creencias que una tiene en la mente que si no nos iba dar el dinero para vivir, que si no había estudiado y preparado para estar en casa cuidando bebés, que si luego no podría reinventarme en la vida laboral. En fin, mil y una excusas que ahora comprendo que eran eso, excusas.
Por cosas de la vida, me encontré con la coyuntura de por fin darme la oportunidad de hacer algo que deseaba de verdad y que entendía que nos haría más felices a mis hijas, a mi esposo y a mi. Aunque de verdad mi esposo no creyera que eso fuera así en ese momento. Me planifiqué financieramente para que pudiéramos darnos ese chance como familia de que me quedara en casa con las nenas y además para aprovechar y redescubrir mi esencia que entendía que la había ido enterrando entre mis responsabilidades. El año se tornó en dos. ¡Gracias a Dios y a mi esposo y a mi planificación hehe!
Cuando llegó la hora de buscar trabajo, cuando digo llegó la hora me refiero a mi necesidad de sentirme un poco más independiente y más productiva financieramente; también a la necesidad de darles un ejemplo a mis hijas de cómo se puede trabajar y ser mamá y feliz al mismo tiempo, la gran hazaña de la mujer en esto tiempos. La verdad que ya sentía que ellas estaban más maduras y capaces de entender lo que significa que su mamá esté trabajando, por lo que esta vez pude explicarles que empezaría a trabajar de nuevo, que estaría más tiempo fuera de la casa, etc. Ellas en su idioma entendieron que habría oportunidad de comprar más juguetes, y que igual mamá estaría para ellas siempre, aunque a veces en el trabajo.
Esta búsqueda de empleo puedo decir que fue totalmente diferente a las otras veces que lo hice. Las prioridades eran distintas a esas que tenía cuando buscaba trabajo a los 25 o a los 35. Las cosas que tomé en cuenta para decidir qué tipo de trabajo buscar y cuál elegir fueron las siguientes:
Definitivamente esta vez estaba decidida a buscar un trabajo en el área que me gusta, no necesariamente en el área que tengo educación ni experiencia profesional. Esto significaría que probablemente me iba a tomar más tiempo de lo normal, pues era camino nuevo para mi.
Un trabajo que me permitiera poder seguir dedicando tiempo valioso a mi familia. Hay posiciones laborales que como sabemos son más demandantes que otras, también son de rápido crecimiento y tal vez de mayor éxito. La clave aquí es definir qué es éxito para ti y enfocar tus esfuerzos en esa meta.
Un trabajo dónde me sintiera feliz, satisfecha, valorada donde pudiera aportar también de mis conocimientos para hacer feliz a otros y hacer crecer la empresa. Para mi esto es un “ganar / ganar”.
Esta vez, cuando sienta que toque hacer un cambio, me daré el permiso de hacerlo desde que sienta que es necesario. Uno se da cuenta cuándo debe tomar decisiones de seguir otro camino, pero a veces deja que los miedos y creencias se apoderen de uno, esto lo que me ha enseñado es que a la larga nos causa mucho más daño que arriesgarnos y tomar la decisión de volar a otros rumbos.
Tener claro tus prioridades y metas en la vida son esencial en este proceso de elección y de auto conocimiento. Como dijimos al principio el cambio es lo único constante en la vida, por lo que las prioridades en tu vida van a cambiar en las distintas etapas, así como las metas que te propongas. Y está bien que cambien y está bien que nos demos el permiso para cambiar. ¡Lo que no evoluciona se extingue y a nosotros nos queda mucha vida que dar! ¡Feliz día!