Necesitamos más mujeres que se admiren entre ellas y que se juzguen menos. Reconocer lo valiosa que son otras mujeres no nos hace menos. Al contrario, nos permite aprender de esas virtudes y de paso hacer sobresalir las nuestras.
Apoyarnos. Ayudemos cada vez que podamos a que una mujer consiga lo que desee, que se desarrolle en lo que quiere y le gusta. Si podemos recomendarla para una posición de trabajo, pues hagámoslo. Si tiene una conferencia, vayamos. Si publica un libro, comprémoslo. Si necesita ayuda con cosas de la casa, los hijos, demos una manita. Esas cosas que parecen tan simples son tan grandiosas y significan tanto.
Valorarnos. Cada una de nosotras tiene aptitudes, valores y cualidades que nos hacen únicas, definen nuestra esencia. Cada vez que podamos resaltar algo positivo de una mujer que tengamos cerca, pues manos a la obra! No creo que por casualidad las mujeres que tenemos en nuestras vidas están ahí. Sus cualidades se complementan con las nuestras y las fortalecen y las destacan. Por lo tanto, digamos eso admirable que vemos en las demás. Nadie sabe a quién podemos hacer el día con un simple gesto.
Aceptarnos. Dejarnos ser. Que no tengamos que tener máscaras delante de otras mujeres. Que podamos expresarnos sin miedo a que nos juzguen. Poder ser capaces de no ser perfectas sin sentir que las demás nos medirán con una vara inflexible. No todos los días estaremos impecablemente vestidas, ni seremos las mejores madres, ni las mejores jefas. Esos días malos también son parte del camino llamado vida. Aceptémonos tal y como somos. Y démonos esa palmadita en la espalda de que todo estará bien!
Creer en nuestro poder. Tengo una manera muy particular de ver la opresión femenina, pienso que se le ha tenido mucho miedo siempre a la fortaleza que tenemos las mujeres y en lo que somos capaces de lograr y en lugar de usarla para fines beneficiosos, como no se comprende, pues se ha oprimido. Nosotras sí sabemos de qué somos capaces, no dudemos de una mujer cuándo está desempeñando un rol importante, de esos que tradicionalmente han sido ocupados por hombres, si ella pudo también tú puedes lograrlo. Cuando lo veamos así tal vez sentiremos menos miedo y podremos entonces ver a esa mujer que duda de ella misma, y ser nosotras quienes les recordemos su fortaleza, su capacidad de lograr lo que se propone.
Si no tenemos nada bueno que decir es mejor no decir nada. Suficiente tenemos con tener que demostrar que somos igual de capaces que los hombres en nuestros puestos de trabajo, donde aún luchamos por la igualdad de salarios como para nosotras mismas tener que presionarnos y atacarnos. Sin contar con todas las presiones y autopresiones que existen en todos los demás roles que desempeñamos. Esto no quiere decir que tenemos que ser afines con todas las mujeres, ni tampoco valorar ni respetar los actos que van en contra de la integridad de la persona. Pero a veces, aún en situaciones extremas si nos ponemos en los zapatos de esa mujer, podremos ver las razones que la mueven a hacer lo que hace. Esto no quiere decir que está correcto, pero nos permite ver el lado humano de cada situación.
Que lindo sería… que lindo será!